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Iniciadores de pago: los nuevos actores que reconfiguran el sistema de compras en Chile
La irrupción de esta nueva figura está creando una infraestructura paralela al modelo tradicional de tarjetas, automatizando las transferencias online para el comercio. Mientras este sistema impulsa la tokenización y la trazabilidad, las disputas tarifarias y las fricciones operacionales exigen un marco legal urgente que el Banco Central y la CMF buscan establecer.
November 24, 2025
Por
El Mercurio

En Chile, pagar por transferencia bancaria se ha convertido en un acto cotidiano, pero también en un ritual lleno de pasos, claves y validaciones que pocas veces dialogan con la inmediatez del comercio digital. Entre la masificación de las TEF (transferencia electrónica de fondos) y la fricción que aún enfrentan los usuarios, comienzan a instalarse los iniciadores de pago, un nuevo tipo de actor que promete transformar la forma en que se mueve el dinero en línea.

Más que una herramienta tecnológica, estos servicios representan el intento de ordenar, automatizar y formalizar un comportamiento que creció de manera espontánea: usar la transferencia bancaria como medio de pago. Y lo hacen al sustituir la secuencia tradicional —ingresar a la app del banco, digitar RUT, claves, datos del destinatario, reconfirmar el monto— por un proceso integrado que ocurre en segundos y desde la misma plataforma donde se realiza la compra.

Estas empresas —parte de la nueva arquitectura que trae el sistema de finanzas abiertas— automatizan ese proceso y lo integran mediante botones de pago en las plataformas de e-commerce, cobrando al comercio una comisión por transacción, en torno al 1%. Los actores que ya operan bajo este modelo en Chile son Khipu, Fintoc, ETPay y Floid.

Nueva arquitectura


La entrada de iniciadores de pago está dando forma a una segunda infraestructura de pagos en el país, paralela al modelo tradicional de tarjetas. Esto supone pasar de un esquema único —basado en compañías/marcas internacionales y adquirentes— a dos modelos de cuatro partes que coexistirán y competirán por el mismo espacio transaccional (ver infografía).

Por un lado, el modelo clásico, compuesto por marcas (Visa, Mastercard y Amex), bancos emisores, adquirentes, comercios y tarjetahabientes (usuarios). Y, por otro, un nuevo modelo sin marcas, que integrará a bancos, iniciadores de pago, comercios y usuarios, con el propósito de formalizar las transferencias bancarias como medio de pago dentro de un marco regulado.

'En los últimos cinco años ha crecido con fuerza el uso de las transferencias bancarias como medio de pago, pero estas no fueron diseñadas para transacciones comerciales', afirma Francisco Opazo, CEO de Fidi y presidente del Comité de Payments de FinteChile. 'Son un producto creado para enviar dinero entre personas, no para pagar bienes o servicios. Hoy, ese costo lo asume la banca a través de la tarifa interbancaria', explica.

Incentivos desalineados

La creciente popularidad de los pagos cuenta a cuenta ha desatado una controversia en torno a las tarifas interbancarias que afecta especialmente a bancos más pequeños y explica, en parte, por qué las transferencias electrónicas todavía no logran consolidarse como un medio de pago masivo y competitivo frente a las tarjetas.

El problema de fondo es un desalineamiento de incentivos entre los actores: para los bancos emisores de tarjetas es más rentable que los clientes paguen con plástico, debido a que las transferencias implican el pago de tasas interbancarias.

Este escenario ha generado una brecha que el Banco Central de Chile (BCCh) considera urgente abordar. En su Informe de Sistemas de Pago (ISIP), el instituto emisor advierte que, aunque el ecosistema nacional de tarjetas presenta un mayor desarrollo, especialmente en la red de comercios afiliados y en la interoperabilidad, las TEF cuentan con atributos que deberían favorecer su adopción masiva en el comercio: la disponibilidad inmediata de fondos y su amplio uso cotidiano entre personas naturales. Sin embargo, esa transición aún no ocurre.

Frente a esta realidad, es necesaria una regulación específica y clara, similar a la que ya existe para las tarjetas, que fije un esquema tarifario transparente y equitativo, que elimine las actuales barreras financieras, y que potencie el rol de las transferencias como un pilar de la economía digital.

Registro ante el regulador

La Comisión para el Mercado Financiero (CMF) publicó en consulta una serie de ocho modificaciones al Sistema de Finanzas Abiertas, entre ellas, una prórroga de 12 meses para la entrada en vigencia de la normativa, que impacta a todos los participantes, incluidos los iniciadores de pago.

La CMF enfatizó a 'El Mercurio' que, aunque estas actividades ya existen en el mercado, pasarán a estar dentro del perímetro regulatorio gracias a la Ley Fintech y a las normas del supervisor. 'Esto es una buena noticia para las personas, dado que estas entidades deberán operar ahora con mayores exigencias de seguridad y continuidad operacional, entre otros requisitos', señaló.

En lo inmediato, los iniciadores de pago que ya operan deberán solicitar su registro ante la CMF dentro de un máximo de doce meses desde la entrada en vigor de la normativa, comenzando así el proceso formal de autorización.

Respecto de las tarifas, la CMF precisó que la facultad otorgada por la Ley Fintech se refiere a la 'distribución de costos incrementales directos' cuando se superen ciertos umbrales de llamadas en los procesos de intercambio de datos. La normativa establecerá los umbrales, parámetros y mecanismos para los reembolsos correspondientes entre entidades.

Normas para reducir riesgo de liquidez

La presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, explicó a 'El Mercurio' que, si bien la regulación general de los iniciadores recae en la CMF, la entidad que lidera tendrá un rol específico en los casos en que estos actores puedan mantener activos de manera transitoria. 'En esos casos, al Banco Central le corresponde dictar las normas necesarias para reducir los riesgos de liquidez, de plazo y de gestión asociados a esas operaciones', afirmó.

Agregó que el BCCh trabajará coordinadamente en estas regulaciones durante 2026. 'Es un trabajo complementario. La CMF define la regulación general, y el Banco Central se hace cargo de los riesgos particulares que puedan surgir cuando un iniciador retiene fondos, aunque sea temporalmente', puntualizó Costa.

La nueva regulación que permitirá alinear los incentivos económicos entre bancos, comercios y usuarios, contribuirá a combatir la evasión de impuestos, el fraude y el lavado de dinero, al incorporar trazabilidad y tipificación de comercios que hoy operan bajo esquemas informales.

'La Ley de Sistema de Finanzas Abiertas transformará el ecosistema de pagos en Chile al regular las transferencias como medio formal. Estos nuevos actores actuarán como un 'Transbank de las transferencias', posibilitando pagos en línea más seguros, trazables y sin necesidad de tarjetas', comenta Francisco Opazo.

Más allá de la competencia entre modelos, el avance de los iniciadores de pago marca un punto de inflexión en la digitalización del dinero. Los expertos anticipan que esta transición podría acelerar el declive de las tarjetas físicas y abrir paso a los pagos biométricos y tokenizados, donde bastará un celular, un reloj o una huella digital para autorizar una operación.

Desde la vereda de la industria fintech, Opazo proyecta que el futuro cercano combinará transferencias instantáneas, tokenización de cuentas y autenticación biométrica, en un entorno donde la seguridad estará dada por capas tecnológicas más que por plásticos o contraseñas.

En el marco de la charla sobre sistemas de pago, organizada por AIPEF y Transbank, Ricardo Blümel, gerente de la División Negocios y Productos de Transbank, señaló que 'al sustituir datos sensibles de tarjetas por tokens encriptados únicos que se almacenan en una 'bóveda digital' externa a los comercios se genera un beneficio doble y concreto: por un lado, se reduce significativamente la fricción en los pagos, mientras que las tasas de fraude y suplantación de identidad también disminuyen'.