El camino de América Latina por impulsar el Open Banking en medio del boom de las FinTech

En Perú se comenzó a discutir en el Congreso un primer proyecto de ley que busca declarar la Banca Abierta como un interés nacional. Brasil y México ya están implementando sistemas para compartir datos que permitan dar competencia e innovación a la industria financiera.

Autor:
Deborah Donoso M.
Apr 27, 2022

En Perú se comenzó a discutir en el Congreso un primer proyecto de ley que busca declarar la Banca Abierta como un interés nacional. Brasil y México ya están implementando sistemas para compartir datos que permitan dar competencia e innovación a la industria financiera.

El 6 de abril se presentó la primera iniciativa legislativa en Perú que busca declarar de interés nacional el denominado Open Banking, una tendencia global que promueve que distintos actores del sistema financiero, como bancos, compartan datos -previa autorización de clientes- y servicios con proveedores de servicios como startup, para fomentar la competencia y la innovación en el sistema.

El desarrollo tecnológico ha gatillado una fuerte expansión de servicios financieros en todo el mundo y Latinoamérica no se está quedando atrás, de ahí el interés de distintos gobiernos de ir regulando el traspaso de datos, además de otros aspectos relacionados con el surgimiento de las denominadas FinTech.

La masificación de billeteras digitales, sistemas de crédito y otras aplicaciones de pago, ha comenzado a romper el problema de la falta de bancarización en la región, donde la dificultad de las personas de acceder a la banca por temas como el riesgo crediticio ha limitado el acceso.

Pasos de gigantes

Con distintos grados de avance, Brasil, México, Colombia, Perú y Chile están impulsando o analizando normativas que regulen a las FinTech y, al mismo tiempo, el Open Banking.

En la región hay más de 1.100 startups financieras, de las cuales 512 se ubican en México, destaca un reporte de Finnovista, una firma de innovación y construcción de startup.

De los países de la Alianza del Pacífico, México y Colombia son los que han mostrado el mayor avance en cuanto a una regulación para el sector, factor que ha permitido que estos sostengan el 70% de las startups de tecnología financiera.

Mientras México tiene una Ley FinTech en vigor que regula a las Instituciones de Fondos de Pago Electrónico y las Instituciones de Financiamiento Colectivo. En Colombia, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público ha trabajado en ajustes a la actividad de financiación colaborativa (Crowdfunding), así como también el ecosistema de pagos de bajo valor y, junto con esto, presentó modificaciones en materia de pagos, donde se flexibilizan puntos dentro de los que se puede modificar el régimen de aseguradoras, y donde también se adopta una regulación funcional o por actividades para el mercado de capitales.

Erick Rincón, presidente de FinTech Colombia, la implementación del Open Banking -siendo esta una oportunidad de comercializar el uso, almacenamiento y circulación de los datos personales- “genera la necesidad de innovar” en lo que respecta a la forma en que se prestan los servicios financieros y que se ofrecen los productos de esta índole.

Por eso, “la idea de aplicarlo (el Open Banking en Colombia), debe ser a través de un modelo obligatorio y no voluntario, porque los datos personales tienen un valor importante y pueden existir actores financieros tradicionales que prefieran no compartirlos”.

Modelos a nivel mundial

Un análisis realizado por investigadores del Banco Central de la Reserva del Perú de septiembre pasado, muestra que a nivel mundial, la Unión Europa es la que lleva la delantera en términos de Open Banking, el que comenzó a implementar en 2015, cuando publicó una directiva sobre servicios de pago que permitió facilitar y hacer más seguro el uso de servicios de pago por internet. Esto luego ha ido evolucionando.

Según la información recopilada por esa institución, en la región Brasil, Colombia y México están implementando modelos de Open Banking, mientras Chile y Perú lo tenían en consideración.

En Brasil, este camino comenzó en 2018, cuando los bancos iniciaron su preparación para el Open Banking, mientras al año siguiente el Banco Central dio luz verde a una regulación que tenía cuatro fases. En 2020 se impulsó una Ley General de Protección de Datos y, ese mismo año se inició un sistema de pagos instantáneos, donde intervienen 734 instituciones, que comenzó a operar en 2021.

El modelo brasileño es supervisado por la autoridad monetaria, estipula una apertura obligatoria de todos los bancos, con estándares propuestos por el regulador y se comparten datos de productos, servicios, clientes y servicios de pago, con un acceso centralizado, explica la investigación del Banco Central de Perú.

En México, que también viene dando pasos desde 2018, el modelo de Open Banking es supervisado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, también establece la apertura obligatoria de todos los bancos y acceso centralizado a la información, similar al de Brasil.

El camino de Perú

En el caso de Perú, fue un partido oficialista el que presentó un proyecto de ley y, aunque hay una suerte de acuerdo transversal por la necesidad de regular esto, se espera que tarde mucho tiempo en desarrollarse.

Esta propuesta es muy general y solo establece que es de interés nacional y necesidad pública la implementación de una política pública que fomente la masificación del Open Banking, encargándole al gobierno y a la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP de ese país diseñar las estrategias de implementación de la referida política pública.

En Perú las denominadas FinTech han tenido un crecimiento muy fuerte. En los últimos años se han triplicado, pasando de 47 en 2017 a las 132 en 2021, según datos de Finnovista.

De acuerdo con Roberto Vargas, presidente de la Asociación FinTech Perú, este crecimiento se debe a una necesidad de bancarización existente en el país.

Según señaló Vargas, existen señales que marcan la importancia de una regulación en el país, siendo la primera de ellas la cifra de crecimiento de las FinTech durante los últimos años. A esto se suma que “a nivel transaccional, el volúmen total (de recursos que se movieron en 2021) es de aproximadamente US$ 20.000 millones”, por lo tanto, su aporte a la economía es relevante.

El plan del gobierno -agrega- “es doblar el tamaño del mercado para 2022”, para lo cual es relevante abordar la legislación.

Vargas valoró que el partido Perú Libre enviara al Congreso el Proyecto de Ley, ya que a pesar de ser una iniciativa “declarativa”, es un paso importante que marca la transversalidad del Open Banking y la regulación de las FinTech. Incluso reconoce que en la industria tradicional se ha cambiado la visión respecto a la relación con FinTech, dejando atrás la resistencia inicial.

“Cualquier proyecto de ley futuro no sólo debería estar circunscrito únicamente al aspecto regulatorio sino también a cómo generar algunos mecanismo de promoción de este nuevo mercado e incorporar otros tipos de elementos como la confianza digital, la gobernanza (qué banca abierta tendremos), la eliminación de costos absurdos, la promoción de competencias, reglas para promover la competencia y en el parte más técnica tiene que ver con la estandarización de las tecnologías, de cómo compartir datos”, profundizó.

Editor
Diario Financiero

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