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El auge de las billeteras digitales y sus desafíos en Chile
Este crecimiento no solo reconfigura el rol tradicional de los bancos, sino que abre espacio para nuevas fintech . Sin embargo, la rápida adopción también genera retos, especialmente en términos de inclusión financiera.
October 2, 2025
Por
El Mercurio

El valor global de las billeteras digitales creció aproximadamente diez veces en la última década, pasando de US$ 1,6 billón en 2014 a US$ 15,7 billones en 2024, según el Global Payments Report 2025 de Worldpay. En 2024, estas plataformas representaron más de un tercio del gasto global de consumidores y empresas, y se proyecta que para 2030 el volumen de pagos supere los US$ 28 billones (millones de millones), superando incluso el PIB de Estados Unidos en 2023, cuando alcanzó los US$ 27,7 billones.

En Chile, esta transformación también avanza con fuerza. Se espera que las billeteras digitales experimenten un crecimiento anual compuesto (CAGR) de 18% entre 2024 y 2030, pasando de US$ 17 mil millones en 2024 a US$ 46 mil millones en 2030.

Esta alza, acompañada de una caída de más de dos tercios en cinco años en el uso del efectivo —que pasó del 51% del valor de las transacciones en 2019 a 18% en 2024— no solo redefine el rol de la banca tradicional, sino que también abre espacio a las fintech que impulsan alternativas como pagos por QR y billeteras digitales sin contacto.

“El alto nivel de digitalización en Chile, con una amplia penetración de internet y smartphones, ha convertido al país en un terreno fértil para la innovación digital. De ahí que surjan múltiples soluciones de billeteras con propuestas diferenciadas”, explica Georges de Bourguignon Covarrubias, cofundador de Venti.

Raúl Sapunar, gerente general de Klap, coincide en su relevancia: “Las billeteras digitales se han consolidado como un pilar del ecosistema de pagos en Chile. Su rápido crecimiento se debe a la masificación de smartphones, el comercio electrónico y los pagos contactless (sin contacto), que hacen más ágil y sencilla la experiencia de compra”.

Más allá de las facilidades, estas herramientas también democratizan el acceso a pagos remotos, permitiendo que personas sin efectivo o con dificultades para salir de casa puedan adquirir bienes y servicios. Esto se traduce en una mayor inclusión financiera y en experiencias de compra más flexibles y seguras.

Brechas etáreas y el desafío de la seguridad

No obstante, persisten desafíos importantes. Según Rafael Cereceda, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, el primero es la alfabetización digital: los usuarios deben comprender cómo funcionan estas plataformas.

Un ejemplo es el transporte público de Santiago, donde las billeteras digitales facilitan los pagos, pero requieren alternativas como la tarjeta Bip! para quienes no pueden utilizarlas. El segundo desafío, agrega Cereceda, es la seguridad: la ausencia de un registro público de billeteras confiables aprobado por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) abre la puerta a fraudes y plataformas que simulan pagos o donaciones para engañar a los usuarios.

Además, aunque la digitalización avanza, existen brechas en adultos mayores, feriantes y zonas rurales. Según el Observatorio de Envejecimiento UC, en Chile, solo el 51% de las personas mayores tiene un smartphone.

Para enfrentar estas brechas, las empresas del sector están impulsando soluciones de pago simples y adaptadas a distintos rubros, junto con instancias de capacitación. “Ofrecemos herramientas fáciles de usar y con amplia aceptación, además de acompañamiento para acercar estos medios a quienes más lo necesitan, promoviendo así la inclusión financiera”, afirma Sapunar.

Asimismo, es clave mantener en paralelo medios de pago analógicos, de modo que quienes aún no están familiarizados con la alfabetización digital o no se sienten cómodos con la tecnología puedan seguir participando del sistema financiero, explica Cereceda. “Al mismo tiempo, se requiere mayor transparencia y fiscalización estatal que garantice la seguridad de las plataformas, para generar la confianza necesaria para que más personas adopten estas herramientas”, añade.

“La digitalización refuerza la seguridad y mejora la experiencia del usuario, pero el gran desafío es que esta transformación llegue también a microempresas y pymes. Para lograrlo se requieren soluciones simples y con soporte permanente, junto a alianzas público-privadas y marcos regulatorios que impulsen la innovación y fortalezcan la confianza en el sistema”, sostiene Sapunar.

Otro reto, agrega Georges de Bourguignon, es llevar la innovación de las billeteras digitales al comercio físico, lo que exige alianzas entre startups digitales y proveedores tradicionales. Aunque difícil es de concretar, estas asociaciones pueden generar un impacto transformador en los usuarios, destaca.

Se espera que las billeteras digitales en el país experimenten un crecimiento anual compuesto (CAGR) de 18% entre 2024 y 2030.