Fivana: la fintech que enterró el papel

Autor:
Daniel Fajardo
May 8, 2021

De las cerca de 900.000 pymes y micropymes que existen en el país se estima que cerca de 5% realiza factoring. “O sea, habían 850.000 que estaban desatendidas. Eso es lo que denominamos nosotros como el ‘océano azul’ de nuestro negocio”, comenta Alejandro Sagredo, uno de los socios de la Startup Fivana, cuyo nombre tiene solo algunos días, ya que, hasta abril, la empresa se llamaba Factorclick.

La historia comienza por el 2015. Sagredo le propuso a un ex compañero de la carrera de Ingeniería Comercial, Martín López, buscar algún nicho de negocios para emprender. Ambos vienen de familias que durante tres generaciones han sido emprendedores, así que estaba en su ADN. Olfateaban a que en el área de las fintech podía andar la cosa. Fue cuando conocieron a Maikel Cruz y Alexei Zubizarreta, dos ingenieros en computación cubanos y residentes en Chile que, tras haber creado la primera empresa de operación de facturas electrónicas en Chile, Factorplus, vieron la oportunidad de desarrollar factoring electrónico en el país.

Nos dimos cuenta que el segmento de la pyme y la micropyme estaba muy abandonado. Tiene procesos muy arcaicos. Y a veces existe un ejército de personas que tiene que administrar muchos papeles”, dice López. Pero además justo en esos momentos estaba empezando a funcionar la Ley de Factura Electrónica. Era el momento justo.

Partieron ideando un desarrollo tecnológico, que fue evolucionando hasta dar con un modelo que basa su estrategia en una plataforma totalmente digital y sobretodo rápida. “Podemos perfectamente financiar las facturas de una pyme en un día. Incluso, con algunos clientes lo hemos hecho en dos minutos”, dice Sagredo con Confianza y su socio agrega: “Había un mercado desatendido y el tener una plataforma digital de punta a punta, lograba reducir el riesgo financiero”. Justamente este último factor –según ambos- era la explicación de porqué las compañías tradicionales de factoring no incursionaban mucho en las pequeñas empresas.

El 2016 empezaron con una inversión de $1.600 millones entre diferentes inversionistas, dinero de ellos mismos y varios créditos. “Estuvimos mucho tiempo iterando y cometimos varios errores, pero eso nos permitió perfeccionar el modelo de negocio y aprender”, dice López. Al principio contrataron ejecutivos de otras empresas de factoring para captar clientes, mientras mejoraban la plataforma tecnológica que se aloja en la nube. “Fue un proceso lento y bien a mano. Pero comenzamos a crecer cada vez más”, indica Sagredo.

Dos días antes del estallido social de octubre de 2019, contrataron como gerente general a Julián Quiroga, quien lideraba la División Empresas de Tanner a cargo de 450 personas en áreas relacionadas al factoring, además de haber sido fundador de Chita, otra startup del mismo rubro. Esto fue clave para empezar a ser un jugador con más peso en la industria del factoring.