Para comprender a fondo esta tendencia, dice Hugo Benedetti, profesor del ESE Business School de la U. de los Andes, es necesario entender que existe un creciente consenso global 'hacia tratar los datos del usuario como propiedad del usuario; por lo tanto son las personas las que pueden decidir qué se hace con esos datos. Pues bien, open data va un paso más allá y lo que dice es que los usuarios no solo pueden decidir qué hace la empresa con esa información, sino que además tienen el poder de decir a qué otra compañía le entrega los datos. Lo que hace es generar una plataforma en la cual, siempre con el consentimiento del usuario, se pueda transferir su información de una empresa a otra'.

La tendencia comenzó en la banca (open banking), luego irradió al sector financiero (open finance) y ahora avanza hacia todas las demás industrias (open data), una evolución que ha ido acompañada de nuevas regulaciones; en el caso de Chile, el marco lo provee la Ley Fintech y, próximamente, la futura Ley de Protección de Datos Personales.

'Esto genera un gran desafío para las empresas que actualmente tienen información del usuario, porque van a tener que poder garantizar que la usan de la manera permitida, que la custodian adecuadamente y que van a poder compartirla en función de los criterios que el usuario indique', detalla Benedetti.

El experto cree que cumplir con estas regulaciones demanda sistemas y protocolos que significan un costo adicional para la empresa, pero 'crea oportunidades para todas las tecnológicas que se dedican al intercambio de información'.

Pero lo clave del open data es que genera 'nuevas oportunidades al bajar las barreras de entrada a mercados como el financiero', destaca Benedetti. Y pone un ejemplo: 'Hasta hoy, la vida financiera de una persona la conoce en detalle solo su banco. Pero en un ambiente open data, la persona puede decirle a su banco que le entregue toda su información a una Fintech que podría ofrecerle mejores condiciones. Eso nivela la cancha en el mercado'.

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