Sandbox regulatorio en LatAm: Los entornos de pruebas fintech toman forma

Autor:
Fabiola Seminario
Mar 29, 2021

El lanzamiento de sandboxes regulatorios está ganando extensión en Latinoamérica, en una apuesta por incrementar el grado de innovación en banca y fintech. Sin embargo, la adopción sigue siendo temprana y desigual entre los países de la región.

Los reguladores de México, Colombia y Brasil hoy figuran a la cabeza de la materia. Otros, como Perú y Chile, aún no tienen definido el camino que les tocará recorrer para promocionar la participación en los espacios controlados.

El objetivo de un sandbox es asignar un espacio para que los modelos de negocios novedosos ejecuten sus proyectos en entornos controlados, con usuarios y tiempo limitado. Esto les permite experimentar su potencial sin ocupar esfuerzos en el cumplimiento de normas rígidas.

Para algunos expertos, la idea a largo plazo es vincular todos estos entornos en un mercado único digital en América Latina, donde empresas con presencia en diferentes mercados puedan comunicarse con varias jurisdicciones al mismo tiempo, según explicó a iupana Diego Herrera, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Mientras ello ocurre, las normativas de cada país avanzan a su propio ritmo, generando una interrogante central: ¿pueden los emprendimientos generar éxitos fuera de los espacios flexibles que ofrecen los sandboxes?

Con esto en mente, en iupana elaboramos un resumen de los avances –y retos- de cada arenero.

México, un trabajo en proceso

México es pionero en regulación sandbox en América Latina. El país introdujo su normativa de “modelos novedosos” en marzo del 2018, como parte de la promulgación de su Ley Fintech.

La característica principal del entorno aislado mexicano es su flexibilidad, que permite el desarrollo de productos y servicios innovadores con ciertas excepciones regulatorias.

La autorización temporal es de máximo dos años, con prórroga de un año más, a discreción del regulador, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Limitante: No está probado el grado de supervivencia de los nuevos modelos de negocio fuera de los entornos controlados, particularmente porque una vez culminado el plazo de prueba pasan a cumplir con las cargas regulatorias y administrativas de la Ley, que pueden ser muy pesadas para algunas startups.

Voz del experto:

“Es un techo que, sin quererlo, termina desincentivando el sandbox regulatorio en México”, opina Victoria Albanesi, asesora legal de empresas de economía digital y fintechs, en referencia al periodo posterior a las pruebas.

De acuerdo con la experta, la duración de las autorizaciones provisionales es insuficiente para que una nueva empresa alcance solidez. Además, la transición, desde el entorno aislado al mercado, puede representar un shock para las startups con un core operativo limitado para tramitar licencias y permisos ante el regulador.

Este mes la Ley Fintech cumple tres años de su aprobación, pero solo 6 startups han sido seleccionadas para participar del sandbox regulatorio de la CNBV. La elección se hizo a través del Sandbox Challenge; un concurso organizado por la comisión y otras entidades privadas, e incluyó a un proyecto chileno, uno británico y cuatro mexicanos.

“El hecho de que no hay un uso intensivo del recurso regulatorio que, si uno lo escucha, debería ser como el paraíso para que las fintechs prueben, tiene que ver con estas limitaciones», declara.

Pese al panorama, la abogada sostiene que desde el sector están “empujando” los cambios para que los límites, luego de la etapa de vigilancia, no sean tan “gravosos”, en términos de plazos y normativas.

“En México hay mucho apetito de empresas tecnológicas, que están llegando, y de emprendimientos mexicanos. Es necesario que […] el sector público, junto con el sector privado, generen los cambios regulatorios que van a, efectivamente, cobijar a todos estos modelos innovadores”, agrega.

Brasil, empujando participación con rapidez

A diferencia de otros países de la región, Brasil cuenta con tres sandboxes regulatorios, subdivididos en industrias: sistemas financieros y de pagos, mercado de capitales y mercado de seguros privados.

El sandbox bancario, o de sistemas financieros, es un espacio de prueba que permite a las instituciones autorizadas y no autorizadas por el Banco Central de Brasil a probar proyectos innovadores.

El regulador se encuentra analizando propuestas. En el “Ciclo 1”, el Banco podrá admitir entre 10 y 15 proyectos para pruebas de 1 año, con opción a extenderse otro año más.

Por su parte el sandbox de la Comisión de Valores Mobiliario (CVM) se enfoca en plataformas del mercado de valores. La idea es que la CVM dé inicio al arenero en mayo de este año.

En la tercera área está el sandbox de la SUSEP (superintendencia de seguros privados), cuya tarea es regular las pruebas de plataformas de seguros y pensiones. Hasta la fecha, 11 insurtechs han sido seleccionadas por el organismo para experimentar en este espacio.

Limitante: Falta de claridad en los procesos de acceso a los areneros y en proyectos multidisciplinarios que incluyan la participación de varios reguladores.

Voz del experto:

“Uno de los mayores desafíos es comprender adecuadamente el tamaño de los proyectos que quieren los reguladores, y si están abiertos a los proyectos más innovadores o no”, opinan Bruno Balduccini y Giovana Treiger Grupenmacher, socios de Pinheiro Neto Advogados, a través de un correo electrónico.

Al ser esta la primera ronda para cada uno de los sandboxes, los asesores explican que no solo los solicitantes, sino también los reguladores, no tenían las respuestas claras “sobre la claridad de los procesos y los detalles sobre el funcionamiento de los programas”.

“Los reguladores ciertamente se han abierto a la innovación y son muy accesibles y cooperativos. Esto es muy importante para fomentar nuevas ideas”, aseguran.

Otro obstáculo presente en el sandbox brasileño es la integración entre las autoridades para analizar proyectos multidisciplinarios que involucren a más de un regulador y, por ende, a más de un sandbox.

Pese a la falta de precisión, los abogados destacaron la “gran ventaja” que tiene el país con el mayor ecosistema fintech de la región por su tamaño, diversidad de la población y propensión a la tecnología.

Colombia, probando también con criptoactivos

En Colombia existen dos modalidades de sistemas aislados.

El primero es La Arenera, creada en 2018 por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) como un espacio supervisado. El segundo sí es un sandbox regulatorio originado en septiembre pasado por el Ministerio de Hacienda a través del Decreto 1234.

El más reciente movimiento de la Arenera fue la admisión de exchanges para probar operaciones de cash in y cash out con criptomonedas. Las plataformas operarán temporalmente (1 año) en alianza con entidades financieras y de pagos, como Bancolombia, Banco de Bogotá y Powi, entre otras.

Aquí, las entidades vigilantes participantes podrán solicitar a la Superintendencia un certificado de operación temporal que, en ningún caso, deberá superar los 2 años.

La diferencia puntual entre la Arenera y el sandbox regulatorio es que en el primero, los proyectos no requieren de una licencia para operar. Lo que otorga el supervisor son ajustes y directrices para que se ajusten las políticas del producto, a fin de que no generen riesgos. Aquí pueden estar entidades vigiladas y no vigiladas.

El sandbox regulatorio, por su parte, busca entregar una licencia temporal a una entidad vigilada cuando quiere sacar un producto que no es propio de su licencia. Aquí solo se admiten entidades vigiladas.

Limitante: Falta de claridad respecto a los beneficios del sandbox regulatorio.

Voz del experto:

“En el sandbox regulatorio no es claro todavía los beneficios de aplicar a una licencia temporal. Todavía los interesados en constituir una entidad vigilada no saben cómo funcionará, que tipo de despensas podrán aplicar, etc.” explica Lina Lineros, directora del área de banca y finanzas de Posse Herrera Ruiz, bufete de abogados colombiano.

En este contexto, la abogada sugiere que un camino a seguir sería que las startups pasen primero por el hub de la Superintendencia, a fin de que ellos decidan a dónde recurrir, si a la Arenera del supervisor, o al sandbox de la licencia temporal.

El hub, o también llamada oficina de innovación, es el espacio de orientación para entidades y emprendimientos fintech que validar si la actividad de la startup se ajusta a las exigencias de la normativa vigente, solicitar información para constituir una entidad financiera vigilada, manifestar interés en participar de los espacios de prueba, etc.

Otra limitación que la letrada agrega es la falta de flexibilidad a la apertura a empresas no vigiladas; es decir, aquellas que desean operar de forma independiente, sin el amparo o alianza con una entidad vigilada.

“El sandbox regulatorio te da una excepción, te dejan operar temporalmente, pero una vez se acaba el tiempo previsto en la norma, tienes que evidenciar el cumplimiento de la regulación aplicable para obtener una licencia indefinida o, de lo contrario, desmontarte. Entonces, la limitación es que no te abre la posibilidad de modificar el marco regulatorio o lograr una excepción permanente.”

En esta misma línea, la abogada advierte que al ser la tecnología un tema “super cambiante”, si la norma no se vuelve más flexible y se acomoda más a la innovación, “cada cierto tiempo va a ser una limitante”.

Respecto a la incursión de exchanges en el país, Lineros aclara que, si bien el gobierno no tiene una posición clara respecto a las criptomonedas, su admisión en el arenero ha marcado un antecedente importante de exploración.

“Del sandbox supervisor destaco el nuevo proyecto de alianzas entre plataformas de criptoactivos y entidades financieras, me parece que es el boom porque permitirá el acceso al mercado colombiano de dichas plataformas que hasta el momento era limitado pues su primer barrera estaba al momento de solicitar una cuenta bancaria”, sostiene.

Los bancos no se atrevían a participar en este negocio porque sentían que estaban en un “limbo” regulatorio, colocándolos en riesgo de asociarse a temas de desconocimiento estatal; sin embargo, este obstáculo se está superando de a poco.

“El sandbox supervisor y el nuevo sandbox regulatorio demuestran la ambición del regulador en apoyar proyectos innovadores que dinamicen los servicios y productos el mercado, financiero, asegurador y de capitales, que pueden estar áreas regulatorias grises, creando ambientes controlados de prueba”, asegura.  

Perú, sin un norte reglamentario

En enero, el Gobierno del Perú emitió un decreto para promover el financiamiento de emprendimientos y startups, además de regular el financiamiento participativo financiero (crowdfunding).

En el documento también se abrió un espacio para el desarrollo de un sandbox regulatorio en el país. El decreto autoriza a las superintendencias del Mercado de Valores (SMV) y de Banca y Seguros (SBS) a aprobar la realización temporal de cualquier operación o actividad a través de modelos innovadores, permitiéndoles emitir excepciones de regulación para quienes ingresen a los espacios.

No obstante, los reguladores no han desarrollo más directrices –o acciones- en este sentido, generando dudas sobre el futuro de los areneros locales.

Limitante: Perú aún no cuenta con un reglamento de sandbox para su jurisdicción, ni ha dado pistas claras sobre qué tendencia de prueba adoptará.

Voz del experto:

“Yo no soy muy optimista con el tema de la reglamentación del sandbox para este año”, sostiene Álvaro Castro, director de Sumara Hub Legal, firma peruana de abogados especializada en startups, fintech e insurtech, en referencia al vacío reglamentario que el decreto representa hasta la fecha.

Para el especialista en innovación, el estancamiento reglamentario responde a un tema de prioridades por parte de los reguladores, quienes mantienen su enfoque en el sistema tradicional.

“Dado que los recursos y el tiempo detrás de una iniciativa normativa son importantes, deciden poner las balas donde creen que hay más impacto. Creo que la sensación de los reguladores es que las fintech todavía no son prioridad por el poco impacto que tienen”.

De acuerdo con Castro, si bien las fintech representan “muy poco” valor en términos operacionales, comparado con el mercado de valores o el sistema financiero, lo importante en esta industria es su potencialidad.

“Los países que tienen una normativa más pro innovación y emprendimiento llevan una ventaja importante. El que nuestros reguladores, enfocados en la industria de inversión y crédito, no estén convencidos de los beneficios del sandbox, da ventaja a otros países”, puntualiza.

Chile, no lo ve necesario

La posición del Gobierno de Chile ha sido que no existen limitaciones para la innovación o el surgimiento de nuevos servicios financieros en el país; a excepción de para las entidades tradicionales, como el corretaje de valores, el giro bancario o la administración de fondos.

En consecuencia, de acuerdo con la Comisión del Mercado Financiero (CMF), un sandbox regulatorio no ofrece ventajas para su ecosistema, y en cambio, apuestan a que la innovación surja sin necesidad de una ley que la motive, ni de la supervisión del regulador.

Limitantes: Chile no contempla necesario, hasta el momento, la creación de un arenero.

Voz del experto:

“En la industria, la opinión es similar, el sandbox pareciera ser más una forma especial de regulación que finalmente inhibe la innovación”, sugiere Ignacio Pera, líder del área de Fintech y Capital de Riesgo en Dentons, firma legal multinacional.

Hace solo unas semanas, la CMF publicó el proyecto de Ley sobre fintech en los ámbitos del mercado de valores; sin embargo, el planteamiento tampoco contempla una regulación sandbox.

“Todo hace presagiar que Chile no implementará un sandbox”, asegura Pera.